Dia 21

¡Alabanza sin fin!

“Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu, y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.” Juan 4:23-24 NVI.

Adorar no es simplemente cantar alabanzas a Dios; es adorarlo en su rostro. Dios desea que lo alabemos no con la boca de la carne, sino con sinceridad en el Espíritu. Concéntrate en la presencia de Dios mientras adoras y cántale directamente como si le hablaras a su rostro. Sentirás su presencia con mayor fuerza al cantar “¡Tú eres santo!” en lugar de “¡Él es santo!”.

Sabemos que Él es relacional en todos los sentidos. Entonces, ¿por qué no querría que le hablemos directamente al adorar? ¿En qué se diferencia de la oración? Comprométete hoy a alabar al Señor con fervor. Adóralo en privado, ya sea en el trabajo, en un escritorio, o en casa lavando los platos.

Esfuérzate hoy por mostrarle a Dios un corazón agradecido mediante la alabanza continua. ¡No descuides! Intenta adorarlo en cada momento. Es difícil y requiere práctica. Tienes un enemigo que intentará distraerte con pensamientos vanos. Pero intenta reconocer cuándo tu mente divaga y tráela de vuelta constantemente para adorar y orar.

Esto es algo que debes hacer todos los días para permanecer fervientemente en el Espíritu Santo. Y como está escrito: «Por tanto, ofrezcamos continuamente, por medio de él, a Dios sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre» (Hebreos 13:15).

Y asimismo: «Bendeciré al Señor en todo tiempo; su alabanza estará continuamente en mi boca» (Salmo 34:1 NVI). Aplica la palabra hoy y adora al Señor con un corazón ferviente en el Espíritu Santo.

 

Oración

Gracias, Dios, por todo lo que haces por mí. Gracias porque me ofreces expiación por medio de tu Espíritu y porque, por medio de él, me das un nuevo corazón para alabarte con todo lo que digo y hago. Hoy decido ser un adorador vivo para ti. De hoy en adelante, dedico mis días a alabarte con todo lo que digo y hago. Que tu Espíritu acompañe mi corazón y me incline en las palabras que debo usar en el Nombre de Jesús, Amén.

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