Dia 5
Conténtate con su provisión
“Por tanto, no os afanéis, diciendo: ‘¿Qué comeremos?’ o ‘¿Qué beberemos?’ o ‘¿Qué vestiremos?’ Porque los gentiles buscan todas estas cosas. Pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. A cada día le basta con su propio mal.” Mateo 6:31–34
Dios siempre proveerá para ti. No te preocupes por tus necesidades; más bien, simplemente sigue a Jesús, y Él te guiará a las circunstancias que satisfarán esas necesidades. No significa que la vida será fácil, porque no lo será. Recuerda, Él te llama a llevar tu cruz. Pero si sigues a Dios, Él estará contigo en cada situación de la vida. Él te librará del mal en Su tiempo perfecto y te dará una vida de paz, incluso aquí en esta tierra.
Como está escrito: «En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos por diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo…» 1 Pedro 1:6-7
Y también, ... “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese; antes bien, regocijaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría”. 1 Pedro 4:12-13
Y como dice Pedro además: «Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Cristo Jesús, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca». 1 Pedro 5:10
El Señor te afirmará y te establecerá. Aunque abunden las pruebas, Dios no te dejará sin ayuda: Él fortalecerá tu espíritu mediante lecciones de sabiduría. Entonces, después de que hayas obtenido Su sabiduría, Él te librará de todo mal que te haya agobiado. Así que, sin importar las circunstancias de la vida, busca el reino de Dios.
Pero ¿a qué nos llama exactamente Jesús a buscar? ¿Nos llama simplemente a «seguir siendo cristianos» o hay un concepto más profundo en esta escritura? Porque nuestro Señor también dice: “Cuando los fariseos le preguntaron cuándo vendría el reino de Dios, les respondió y dijo: “El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: “¡Miren aquí!” o “¡Miren allí!” Porque en verdad, el reino de Dios está entre vosotros”. Lucas 17:20-21
No hay reino sin rey. Y es cierto por la Escritura que Jesús quiere decir esto: El reino que ha venido es el Espíritu Santo dentro de ti. Porque por el Rey de reyes, el reino del Señor se establecerá en tu vida. Por lo tanto, Dios te está llamando no solo a seguir siendo cristiano, sino también a buscar el Espíritu de Jesús diariamente. No debería importar lo que esté sucediendo en tu vida; siempre debes buscar crecer en tu relación con el Señor.
Si abundan las tormentas, entonces descansa en la presencia de Su Espíritu. No vivas para una vida ociosa en este mundo, en un afán por construir tu propio Edén personal. Recuerda que Dios creó el Edén para la humanidad para que tuviéramos todo lo necesario y pudiéramos permanecer en su presencia sin distracciones. Y el trabajo vino a través de la maldición. Jesús, habiendo venido a levantar las maldiciones, te ha llamado a confiar en su provisión diaria. ¿Puedes hacerlo? ¿Puedes estar contento con la provisión del Señor?
Vive para la voluntad de Dios y deja que el Señor te cuide, para que no te distraigan las preocupaciones de esta vida. Dedícate desde hoy a morar en la presencia del Espíritu Santo y a meditar en ella para que puedas vivir para la voluntad de Dios en todo.
Oración:
Cuídame, Jesús. Pongo mis necesidades en tus manos. Sálvame de las distracciones de esta vida y líbrame de la maldición de la necesidad diaria. Tú creaste mis necesidades, y creo que así como las creaste, también las llenarás. Ayúdame a permanecer en ti hoy y a seguir escuchando a tu Espíritu. De hoy en adelante, elijo crecer en ti siempre, sin preocuparme por mi vida aquí en la tierra, si no, más bien, construyendo una vida eterna contigo en los cielos. Amen.