Dia 31 + 1

La necesidad de instrucción espiritual

 “Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él les enseñará todas las cosas y les recordará todo lo que les he dicho.” Juan 14:26

El Espíritu Santo debe enseñarnos todas las cosas. Como está escrito: “Esto también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu Santo, acomodando lo espiritual a lo espiritual.” 1 Corintios 2:13

Busquen, por tanto, ser enseñados por Dios. Como mencionamos en una oración anterior, deben escuchar interiormente al Espíritu Santo mientras leen su Biblia. Él les revelará el significado oculto detrás de las Escrituras. Siempre que las páginas parezcan cobrar vida, es el Espíritu Santo hablándoles.

Presten atención a estas partes y memorícenlas porque se aplicarán a las lecciones actuales que el Espíritu les está enseñando. Al memorizar, pídanle al Espíritu Santo que les ayude a retener las palabras.

Tal como dijo Jesús, el Espíritu les “recordará todo lo que les he dicho”.  Todo lo que Jesús ha enseñado y todo lo que el Espíritu les señala en la palabra, Él los recordará, pero solo si lo memorizan con fe.

Como leemos: «Si alguno de ustedes tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. Pero pida con fe, sin dudar, porque el que duda es como una ola del mar, agitada y echada de un lado a otro por el viento. No piense, pues, ese hombre que recibirá algo del Señor…» (Santiago 1:5-7).

 

Confía en el Señor y busca su sabiduría. No presumas de saber algo e ignores la voz de Dios en el proceso. Si el Espíritu Santo te dice claramente que una escritura significa algo contrario a lo que creías, su enseñanza está por encima de todo aquello a lo que te has aferrado.

 Aférrate a sus enseñanzas, sabiendo que su conocimiento es perfecto.

 

Oración:

Señor, enséñame en todo. Dame sabiduría y ayúdame a retener tu palabra. Muéstrame lo que quieres que lea y haz que las páginas cobren vida. Léeme la palabra cuando me siente a meditar en ellas. Dame tu mente y enséñame tu doctrina. Elijo tener un corazón humilde para aprender de ti. Amén.

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